Blockchain contra la burocracia: una oportunidad para transformar el comercio exterior en América Latina

Fraudes, demoras, papeles que se extravían, trámites redundantes, y procedimientos que transitan por canales paralelos sin coordinación interinstitucional. Aunque parezca propio de otra época, esta es aún la realidad de buena parte del comercio exterior en América Latina. En un contexto global que impone velocidad, trazabilidad y seguridad jurídica, la región continúa operando bajo estructuras burocráticas rígidas que erosionan su competitividad sistémica. Sin embargo, una tecnología emergente promete transformar radicalmente este panorama: Blockchain.

El potencial disruptivo de Blockchain radica en su capacidad para generar registros digitales inmutables, auditables y compartidos entre múltiples partes de una operación comercial. Certificados de origen, licencias fitosanitarias, conocimientos de embarque electrónicos (e-BL), facturas comerciales, cartas de crédito o permisos de importación pueden ser almacenados y verificados en tiempo real, sin necesidad de intermediarios, eliminando riesgos de falsificación documental, pérdida de información o alteraciones ex post. La experiencia de países como Singapur o Emiratos Árabes Unidos, que han incorporado Blockchain a sus plataformas nacionales de comercio exterior, demuestra que esta no es una promesa tecnológica abstracta, sino una herramienta concreta de transformación del sistema.

De hecho, los Acuerdos Comerciales Regionales (ACR) más recientes, como el CPTPP, el RCEP, el DEPA o el Acuerdo Digital UE-Singapur, ya incluyen disposiciones específicas sobre interoperabilidad digital, uso de tecnologías distribuidas, reconocimiento de firmas electrónicas avanzadas y desarrollo de ventanillas únicas electrónicas interoperables. Esta evolución normativa refleja una nueva fase en la arquitectura jurídica del comercio global, que no solo busca eliminar aranceles o simplificar reglas de origen, sino también dotar al sistema de mecanismos tecnológicos que garanticen eficiencia, trazabilidad y predictibilidad. La facilitación digital del comercio se consolida así como un nuevo estándar de gobernanza.

En América Latina, donde los flujos documentales muchas veces siguen circulando en papel o como archivos digitales vía correo electrónico, la adopción de blockchain representa una oportunidad estratégica para cerrar brechas estructurales. Un sistema donde las aduanas, los organismos sanitarios, los bancos y los exportadores acceden a un mismo registro sincronizado y validado desde el origen permite automatizar procesos críticos, como la ratificación de certificados, la liberación de cargas, o la ejecución de pagos transfronterizos. La incorporación de contratos inteligentes –programas autoejecutables que se activan al cumplirse determinadas condiciones contractuales– introduce una lógica de automatización que minimiza la intervención humana, reduce los tiempos y elimina fricciones operativas. Este fenómeno ha sido denominado en varios foros internacionales como una “revolución silenciosa” en la facilitación del comercio.

Ahora bien, para que esta revolución sea efectiva y escalable, se deben superar algunos desafíos institucionales. En primer lugar, se requiere una adecuación normativa que reconozca la equivalencia funcional y probatoria de los documentos electrónicos emitidos y almacenados mediante tecnología Blockchain. Esto implica adaptar legislaciones nacionales de comercio exterior, aduanas, derecho comercial y derecho procesal. En segundo lugar, es imprescindible avanzar en la capacitación técnica de los funcionarios y operadores privados, así como garantizar la interoperabilidad de los sistemas a nivel regional. La creación de sandboxes regulatorios, la estandarización de interfaces tecnológicas y la firma de Acuerdos de Reconocimiento Mutuo (ARM) entre autoridades competentes son pasos clave en esa dirección.

El principal obstáculo no es la tecnología –que ya está disponible y probada– sino la fragmentación institucional y la falta de gobernanza digital transfronteriza. La región necesita avanzar hacia la construcción de un ecosistema normativo y operativo basado en principios de apertura, seguridad, soberanía tecnológica y cooperación. En ese sentido, los acuerdos regionales deben ir más allá de la letra y consolidarse como plataformas efectivas de integración digital en pos de la facilitación comercial. 

Además, la relevancia de Blockchain no se agota en su impacto operativo. También representa una oportunidad para reforzar la integridad institucional. En contextos donde la corrupción aduanera, la discrecionalidad normativa o el contrabando socavan la confianza en el sistema, contar con un registro distribuido, auditable y transparente puede ser un instrumento poderoso para fortalecer el Estado de derecho. Blockchain, en este sentido, no es solo una herramienta tecnológica: es un vector de gobernanza y transparencia.

Modernizar el comercio exterior no es solamente una necesidad económica. Es una exigencia al sector político, jurídico e institucional. América Latina tiene ante sí una oportunidad histórica para alinear sus procesos comerciales con las mejores prácticas globales. Lo que está en juego no es solo una mejora en los costos logísticos. Es la posibilidad de integrarse al comercio del siglo XXI en condiciones de igualdad, legalidad y confianza.

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